La sangre es la vida misma. Es mágica, es alquímica. No sólo proporciona los complejos sistemas de aprovisionamiento y defensa necesarios para nuestra propia existencia sino los desplazamientos y agrupamientos de nuestros antecesores y la forma en que se adaptaban al ambiente, las dietas y los gérmenes.
Grupo O: el más antiguo y más básico, cuando todos pertenecían a ese grupo y ocupaban un espacio concentrado, comían la misma dieta y respiraban los mismos organismos. Aún hoy es el tipo de sangre predominante, con un sistema inmunológico resistente e ingobernable dispuesto y capaz de destruir a cualquiera.
Grupo A: es el de los primeros inmigrantes forzados por la necesidad a adaptarse a estilos de vida agrarios, con una personalidad más cooperativa para adaptarse a las comunidades multitudinarias.Grupo B: es el asimilador, adaptado a los nuevos climas y a la mezcla de poblaciones al emigrar las razas desde África hacia Europa, Asia y América. Se originó en la región del Himalaya y en los Urales entre las tríbus caucásicas y mongoles. Representa la búsqueda de un equilibrio entre las tensiones dela mente y las exigencias del sistema inmunológico.
Grupo AB: se encuentra en menos del 5% de la población. Apareció unos mil años atrás luego de una gran migración de pueblos orientales hacia Occidente. Es una rara fusión entre el tolerante tipo A y el tipo B de origen bárbaro, pero más equilibrado.Los tipos A y B no tienen más de 15.000 a 25.000 años de antigüedad y el tipo AB es mucho más reciente. La sangre del Sudario de Turín es del grupo AB.La sangre parece un líquido rojo homogéneo, pero está compuesta por muchos elementos diferentes.Los glóbulos rojos contienen un tipo especial de hierro que se utiliza para transportar oxígeno y crear el característico color de la sangre. Los glóbulos blancos nos protegen contra la infección. También hay proteínas que proporcionan nutrientes a los tejidos, plaquetas que favorecen la coagulación y plasma que contiene los guardianes del sistema inmunológico
El tipo de sangre es la clave para todo el sistema inmunológico. Controla la influencia de los virus, bacterias, infecciones, sustancias químicas, estrés y todo tipo de invasiones y condiciones capaces de comprometer el sistema inmunológico.
Cada tipo de sangre posee un antígeno diferente, con su propia estructura química específica