EL EMPALAMIENTO
La
práctica de esta forma de tortura, reservada a los prisioneros de
guerra, tuvo una amplia difusión en toda la Europa medieval, si bien sus
origenes, se encuentra indiscutiblemente en el Medio Oriente. Con el
fin de atemorizar a lo enemigos, los asirios, y posteriormente los
turcos solian empalar a los prisioneros exponiéndolos sobre las almenas
de los castillos conquistados o ante las fortalezas asediadas.
Este
suplicio consistía en traspasar el cuerpo del condenado con un palo de
madera fijado verticalmente en el suelo tras hacer sido introducido por
en verdugo en el ano de la víctima. Con el propio peso de ésta el palo
seguía introduciéndose en el interior del cuerpo hasta salir en muchas
ocasiones.
La
víctima en esta posición sólo podía esperar la muerte para así poner
fin a su agonía y sufrimiento. Pero la crueldad horrible y refinada del
verdugo hacía que ésta llegara tan sólo después de muchos días. De hecho
cuando el palo era introducido en el cuerpo, tenia una inclinación
determinada para no dañar órganos vitales. Además de que la punta del
artilugio era redonda para así asegura que penetraba lentamente en el
cuerpo.
EL CINTURÓN DE CASTIDAD

Quizás
alguna vez y no por durante mucho tiempo la "fidelidad" se garantizaba
así por algunas horas pero nunca por tiempo muy dilatado 2 ó 3 días ya
que una mujer ceñida de esta manera perdería en breve la vida a causa de
las infecciones ocasionadas por acumulaciones tóxicas no retiradas, por
no mencionar las laceraciones y abrasiones provocadas por el mero
contacto con el hierro, eso sin cantar con la posibilidad de que ya
existiese un embarazo en curso.
En
realidad el uso principal del cinturón era muy diferente; era evitar
violaciones..... una barrera frágil pero suficiente en determinadas
épocas de acuartelamiento de los soldados en las ciudades.
Se
sabe, por testimonios que algunas ancianas sicilianas y españolas aún
recuerdan, como ese cinturón era colocado de manera voluntaria por las
mujeres de la época.
Obviamente
es un artilugio de tortura, quizás en un contexto diferente,
autoimpuesto, para evitar el terror del macho y el miedo a sufrir la
agresividad masculina. Pero aún asi con más razón es un elemento de
tortura.
EL ANILLO AUTOMORTIFICANTE
Este ingenio se utilizaba para impedir la erección del órgano genital masculino mediante las puas que llevaba en su interior.
A
diferencia del cinturón de castidad femenino, que era una forma de
humillación impuesta para asegurar la fidelidad conyugal y más a menudo
autoimpuesta para evitar agresiones sexuales, el anillo mortificante
era una forma de sufrimiento que el hombre generalmente religioso se
autoimponía voluntariamente para intentar alcanzar un estado de
perfeccionamiento moral o espiritual más alto.
La
necesidad de mortificación era una de las enseñanzas más recurrentes en
la religión cristiana, como freno a la concupiscencia y como librea
adhesión al sufrimiento redentor de Jesucristo: la salvación del alma a
través de la mortificación de la carne.
Preocupados
por imitar la pasión de Cristo y alejar las tentación pecaminosas de
la carne los religioso se infringían suplicios tales como cinturón de
espinas, autoflagelación, el collar claveteado etc.
LA CUNA DE JUDAS
Este
procedimiento prácticamente no ha cambiado desde la Edad Media hasta
nuestros días. La víctima es izada por unas cuerdas atadas a sus
extremidades y descendida sobre la punta de la pirámide, de tal manera
que su peso reposa sobre el punto situado en el ano, en la vagina, bajo
el escroto o bajo el cóxis..
El
verdugo, según las indicaciones de los interrogadores,, puede variar la
presión desde nada hasta todo el peso del cuerpo. Se puede sacudir a la
víctima varias veces o hacerla caer repetidamente sobre la punta,
...vamos...al gusto!!!
La "cuna de Judas" se llamaba "la vigillia" en francés.
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